Me incomoda la incapacidad de los humanos para hablar de cualquier tema con toda nitidez y transparencia. Hay temas de los que parece que no se puede hablar en público ni hasta con tus amistades. O todavía peor, hay temas de los que cuando se habla sólo se abordan desde tópicos y prefijados que son más bloqueadores que facilitadores del diálogo. ¿Por qué en pleno siglo XXI no se puede hablar de todo, discrepar de todo y respetar el posicionamiento del otro? ¿Por qué los humanos no manifestamos con claridad esa capacidad diferencial con los animales no racionales que nos hace capaces de abordar cualquier temática con el respeto que siempre debemos a nuestros interlocutores?

De hecho, creo que el gran problema radica en las generalizaciones y la superioridad moral. Los principales bloqueadores del diálogo son pensar que todo el mundo ha llegado, o debe llegar, por el mismo método que nosotros a las mismas conclusiones y creer que nuestro análisis está en posesión de todos los atributos de infalibilidad. Pero ¿no será que buscamos reforzar nuestros posicionamientos hablando con los otros y posiblemente haciendo un planteamiento globalizador de nuestra opinión particular nos es más fácil conseguir creer que la razón está de nuestro lado?

Algunos pensarán que lo que digo es exagerado. Les pregunto si no se han encontrado nunca en discusiones muy agitadas con amigos, conocidos o colegas sobre si todos los políticos son corruptos, sobre si a todos los independentistas se le ha lavado el cerebro, sobre si los maestros tienen uno o tres meses de vacaciones al año, sobre si la Iglesia católica está llena de pederastas… Y si no estás con la opinión generalizadora (todos los políticos son corruptos, a los independentistas les han lavado el cerebro, la Iglesia católica está llena de pederastas…) te resultará de alta complejidad salir airoso de la conversación. De hecho, muchas veces salimos de la situación admitiendo con el silencio la razón del otro que siempre es más popular y tiene los aplausos del respetable. A menudo, si no estás con la opinión globalizadora, esto te deja en una mala posición (es ese que defiende a políticos, curas e independentistas…) que poco a poco te pueden llevar a ir bloqueando algunos temas en las conversaciones entre personas y por tanto a ir debilitando las relaciones humanas. Y no menor, una de las grandes capacidades de los que los humanos hemos sido dotados: el diálogo.

Pero la buena noticia es que para abordar la realidad que explico y que tanto daño puede generarnos en nuestras relaciones personales y profesionales hemos sido dotados de una solución infalible: la escucha activa (me referiré a ella en el próximo artículo).